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Haciendo memoria en el olvido

El Inst. de Estudios Peruanos, con apoyo de la Embajada Británica, estudió en Lima y Ayacucho cómo se trata el Conflicto Armado en aulas.

Esto fue publicado bajo el 2010 to 2015 Conservative and Liberal Democrat coalition government
El Inst. de Estudios Peruanos, con apoyo de la Embajada Británica, estudió en Lima y Ayacucho cómo se trata el Conflicto Armado en aulas.

Se realizaron estudios de caso indagando sobre las percepciones de docentes y estudiantes sobre el conflicto y su enseñanza.

Por Francesca Uccelli. Investigadora Principal del Instituto de Estudios Peruanos.

¿Cómo quedamos los docentes? ¿los maestros? Daba miedo volver a tu colegio. Dos o tres docentes daban clase y el otro tenía que cuidar. Así nos suplíamos si venía Sendero o el militarismo. Era un problema muy fuerte”.

El testimonio de este maestro es similar a muchos otros testimonios de maestros y maestras que vivieron en carne propia la época de la violencia en sus aulas, sea como estudiantes o docentes. Son hoy estos ciudadanos y protagonistas de esta historia los llamados a enseñar el conflicto armado interno (CAI), a pesar de no haber contado con apoyo alguno para atender, sanar o procesar las propias experiencias de violencia y horror vividas.

Desde el Instituto de Estudios Peruanos y con el apoyo financiero de la Embajada Británica se realizó durante el 2012 un estudio para conocer cómo se estaba llevando a cabo la incorporación del CAI en las aulas. (El CAI forma parte del diseño curricular nacional desde el 2004 y el Ministerio de Educación desarrolla el tema en los libros de textos de las áreas correspondientes, Historia y Formación Ciudadana.) Para ello realizamos estudios de caso en colegios de Lima y Ayacucho indagando sobre las percepciones de docentes y estudiantes sobre el conflicto y su enseñanza.

Los principales hallazgos muestran que el tema está prácticamente ausente de las aulas pero además se identifica un clima institucional poco propicio para abordarlo. Si bien los estudiantes manejan información –principalmente de la familia y de los medios de comunicación–, ésta es parcial y poco comprehensiva, y muchas veces cargada de prejuicios. Los maestros, por su lado, rechazan la violencia de esos años y no quieren que se repita. Sin embargo, las resistencias y el desconocimiento sobre cómo y qué enseñar prevalecen y se agravan por la ausencia de garantías para tratarlo. En ese sentido, la gran mayoría de docentes declara no abordar el tema y entre los que mencionan desarrollarlo, prima un tratamiento superficial y breve, con aisladas experiencias individuales de buenas prácticas.

El estudio realizado muestra un gran abandono de la secundaria pública y en particular la ausencia de una política de educación y memoria. Al respecto, consideramos fundamental reconocer que los maestros y maestras que deben enseñar el CAI tienen un conocimiento y experiencia sobre esos años de violencia –muchos de modo directo– que necesita ser considerada y atendida. Por ello, este año, desde el IEP y con el apoyo de la Embajada Británica estamos realizando un trabajo para abrir espacios de diálogo e intercambio para maestros y maestras de los cursos de Historia y Formación Ciudadana, que les permita en primer lugar procesar su propia experiencia y reconocerla dentro de la historia del país, para reflexionar sobre la importancia de enseñar el tema (o no), en otras palabras, conversar conjuntamente sobre el qué, para qué y cómo recordar.

A diez años de la entrega del informe de la Comisión de la Verdad, sin duda un tema pendiente de atender son las recomendaciones respecto de la reforma del sistema educativo. Si bien el CAI se ha incorporado en el Diseño Curricular Nacional y sus contenidos son tratados en los libros de textos, no ha habido una reforma profunda y por tanto, los problemas de fondo subsisten: un descuido de la educación pública por parte del Estado, un discurso pedagógico autoritario y poco reflexivo, una convivencia escolar con predominancia de prácticas y discursos poco tolerantes y finalmente, una oferta educativa desigual que reproduce las diferencias de origen de sus estudiantes.

La tarea es compleja y es necesaria la voluntad política para reconocernos como una sociedad postconflicto y tomar las medidas necesarias para que sucesos violentos no vuelvan a suceder en el país. Con nuestro trabajo esperamos contribuir para que el esfuerzo por la memoria no quede en el olvido.

Publicado 2 September 2013